De pronto, hubo cambio de sitios y sin querer - o queriendo - terminamos sentados juntos. El sueño me vencía, pero yo quería tomar más y dejar de pensar en la realidad; mientras tú por ratos me mirabas, luego rompiste el hielo y te acercaste, yo solo atiné a abrazarte. En ese instante, sentí como si te conociera de antes, como si fueras un viejo amigo que vino a llevarse mis malos recuerdos.
¿Acaso habías vuelto de nuevo tú? ¿Si era cierto entonces esto, entonces no volveríamos a separarnos más? Te abracé mas fuerte mientras en mi cabeza rondaban estas preguntas, cerré mis ojos para sentir tu fragancia y al abrírlos de nuevo ya te habías ido.
Pues sí, te has ido de nuevo y me dejas con esta herida que aún no sana a pesar del tiempo, solo quiero saber que día volverás a aparecer cerca de mí para planear la manera de no volver a dejar que te vayas más. Te esperaré siempre, eso nunca lo dudes, mi ángel. En cada alucinación te esperaré, dispuesta a darte mi amor una vez más.
Adiós, mi bella locura.
Sigo esperando, sentada frente a tu vieja puerta.