sábado, 9 de noviembre de 2013

La piedra

Fue la más hermosa que se cruzó en mi camino, cual diamante me enamoró y aunque en fondo supiera que no era mío, lo pude admirar cada anochecer y encender mis ojos para iluminar un corazón.

Fue bello mientras duró, aprendí a querer a reír, a llorar, a sentir unos labios que parecían transmitir sinceridad.

Fue el más grande, a pesar de que no haya sido el más sincero y eso duele, aunque intente no recordarlo, mi corazón tiene grabadas sus palabras y sus ojos mirándome.

¿Fue fácil responsabilizar a Dios de tus decisiones y de tus acciones?. ¿Fue tan fácil alimentar un amor de mentira? ¿Es tan difícil ser prudente? -No lo sé, solo sé que es fácil romper las promesas y un corazón.


Adiós mentiras, bienvenida realidad.
Todo es gracias a ti, Señor.