jueves, 26 de noviembre de 2015

Tabaco.

Que tóxico el estar junto a ti,
respirando tus mentiras y fingiendo creerlas,
que daño me hace tocar tus dedos y mirar tus ojos negros,
admirar la luna llena que combina con tu sonrisa maligna,
mientras te cuento cosas de mi pasado que odio recordar.

No eres para mi, lo tengo claro, 
pero es imposible negarme a ti y al deseo, 
negar que quiero probar tus labios y 
que ya me he imaginado tu piel tatuada, 
mucho más cruel y joven que la de él.

Tal vez, nunca más vuelva a amar como lo hice,
quizás se me seguirán cruzando patanes como tú,
que despiertan mis vicios ocultos,
que me devuelven por un momento a mi pasado,
lleno de pecados y de una gloria efímera,
que me condena a una soledad eterna.

Saber la mentira no nos hace menos vulnerables a creerla,
yo, a pesar de todo, te creo y no al mismo tiempo,
te creo cuando me miras fijamente mostrando tu deseo,
no te creo cuando vas dando muchas explicaciones,
y dices que no te importa nada.
pues sé que te importa ella y mucho, 
pero también sé que yo puedo colarme en tus sueños a menudo.

No sé cual será el desenlace de este libro prohibido,
no sé si inventes alguna otra excusa para verme,
tocarme y estar conmigo, o si ya te detendrás,

¿Qué buscas en mí? 
Presiento que pronto sabre la respuesta, 
gracias a mis ganas y a mi testarudez.

Por el momento, seguiré fingiendo creerte,
mientras el tabaco va inundando mi mente
y quitándole sensatez a mis labios que solo desean sentir los tuyos.

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